Nosotros somos los Ingenieros en Redes y Telecomunicaciones del ITESO. Somos los ingenieros que desarrollan todas las tecnologías de información y comunicación, la base de la Sociedad de la Información. Somos el futuro de la Sociedad de la Información, somos quienes directamente moldeamos su futuro a través de nuestra actividad, y por lo tanto, hablo con la autoridad de aquél que dirige el rumbo del mundo.
Nosotros los Ingenieros en Redes y Telecomunicaciones somos genios matemáticos, electrónicos e informáticos de nacimiento. Hemos madreado computadoras, descompuesto aparatos y hemos traído la ira de nuestros padres al ver cómo le metimos mano al control remoto. Hemos roto relaciones al reensamblar con el Ethereal la evidencia de que el novio de Fulana se está parchando a Mengana todos los días. Hemos crackeado el password del mail del pendejo que hizo correr a nuestro amigo de toda la vida de la preparatoria. Pero ahora es el momento de encauzar nuestra habilidad, desbocada, pura y salvaje, y refinarla a una forma pura, elegante y sublime, para el beneficio de nuestra sociedad y del Mundo.
No elegimos la electrónica, base física fundamental de la informática y jinete que doma el brioso y salvaje caballo de la electricidad. Tampoco elegimos la ingeniería en sistemas, aliento divino y ánima binaria de los sistemas digitales. Elegimos IRT, porque queremos manipular directamente el fluido informático de nuestra sociedad, intangible y sutil, pero a la vez capaz de alterar el mundo y nuestra vida diaria en formas inimaginables. Elegimos IRT porque queremos combinar lo mejor de las dos disciplinas anteriores en un solo todo mucho, pero mucho más poderoso que sus dos partes componentes.
Sufriremos a lo largo de nuestra carrera, sí, vamos a sentir el dolor y la cruda y dura aspereza del mundo real directamente en el anís. Estudiaremos para exámenes donde resulta que el profesor no preguntó nada de lo que estudiamos. Haremos proyectos que jamás jalarán después de partirnos la madre en el laboratorio por 36 horas en total. Los profesores nos arrastrarán, escupirán, se mearán y se vendrán en nosotros; recibiremos a cambio de nuestro esfuerzo pura verga y mierda. Pero nunca nos rendiremos. ¡No, señor! ¡No lo haremos! Porque aunque Peludo nos atore su peluda y deforme verga en el anís con la transformada de Fourier, aunque Bazdresch nos arrastre la cabeza contra el áspero y ardiente pavimento del Periférico con el compresor de Huffmann, aunque Elvira y su exclusión mutua nos introduzca sus dedos en los ojos hasta convertirlos en dos burbujeantes masas color carmesí, aunque Hijinio nos tuerza y estire el cuerpo cual si fuéramos charamusca de Guanajuato con el direccionamiento IP, y aunque Oscar Galán nos tire poderosas saetas con la punta llena de mierda con el Spanning Tree, nosotros no agacharemos la cabeza ni nos doblegaremos ante ellos ni siquiera el día que las abrasadoras llamas sulfúreas del Averno se extingan; por el contrario, ¡nosotros nos levantaremos, más poderosos y radiantes de energía que nunca, y destruiremos a todo aquél que se atreva a subestimar nuestra capacidad!
Las mujeres nos faltarán. Tomaremos clases optativas de ciencias de la comunicación sólo para tener mujeres con quienes convivir. Pero esto no nos importará en lo más mínimo. Porque a nosotros no nos interesan las mujeres. Nosotros nos aplicaremos con toda mujer que se preste para ello, no importa el miedo que tengamos a perderla. ¡No, señor! Seremos rechazados al principio, pero al final, las mujeres se doblegarán ante nosotros, probarán las sabrosas mieles de nuestro único e inigualable sentido del humor y nuestro espíritu de convivencia, y al final, nos dirán, "¡hazme tuya!".
Empezaremos la carrera como totales desconocidos, pero a medida que juntos comencemos a superar los obstáculos y a destruir a todo aquél que ose dudar de nuestra capacidad de aprendizaje y desarrollo tecnológico, terminaremos siendo amigos inseparables de toda la vida. Juntos nos animaremos, sufriremos, reduciremos al enemigo en pedazos, y festejaremos juntos nuestra victoria. Porque si bien las mujeres son la fuente de diversión, al final no hay relación más sublime que la de dos hombres que son hermanos y compañeros del alma.
Viviremos en el laboratorio, alimentados por cafeína, pizza, chesco y aspirinas, dormiremos ahí, sufriremos ahí, y nos enclaustraremos por 36-48 horas saliendo únicamente para comer, mear, cagar e ir a clase. Cuando la tensión finalmente rompa los contenedores de nuestra mente, experimentaremos nuestra catarsis ahí: lloraremos, gritaremos de frustración, hablaremos con más majaderías que palabras normales, y nos liberaremos de todo aquello que sea capaz de distraernos de nuestro estado
zen de concentración y de llevar cuerpo y mente hasta el límite. Finalmente, saldremos de ahí triunfales, práctica en mano, con un vínculo interpersonal que llega hasta lo más profundo del alma. Seremos más que un grupo de trabajo: ¡seremos la Familia de IRT!
Pero no crean que todo este sufrimiento, toda esta tortura y este martirio son en vano. Porque al final de esta interminable letanía de aflicción y dificultades, nos espera al final del camino el premio final. Nos espera una cornucupia llena de dinero, viejas, sexo y fiesta. A cambio de nuestra imparable bravura y determinación, todo lo que no experimentamos en la universidad, y todo lo que no experimentarán los demás, serán por fin parte de nuestra experiencia. ¡Y nadie nos impedirá llegar a eso! Porque somos más que ingenieros: ¡somos I.R.T.!
Por
Da-Nuke http://da-nuke.deviantart.com/